Mi nombre es Frédéric y me gustaría a través de estas líneas explicarles de forma abierta y sincera lo que me pasó hace más de 25 años…
En el año 1988 tuve un accidente de carretera en el que estuve según la asistencia médica (samur) unos minutos en estado de muerte cerebral, y fué ese día el que cambió totalmente mi vida y mi forma de pensar.
En esa fatídica noche, por primera vez ví con “otros ojos y desde arriba” como si fuera un espectador más, en un estado de paz y bienestar inexplicable, toda la escena del accidente, las ambulancias, los médicos, la gente gritando, el otro vehículo a más de 10 metros de mi cuerpo estirado en el suelo sin vida, …, hasta el momento en el que "volví" de nuevo.
El momento de volver en mí fué una experiencia radical, pasé de un estado de inconsciencia, es decir, en el que yo no sentía que fuera el accidentado sinó más bién alguien que visionaba la situación de forma apartada y relajada, al estado de consciencia absoluta en la que mi ser sufre el dolor de un cuerpo totalmente destrozado por el violento accidente, varias fracturas en las piernas, heridas abiertas y quemaduras en las manos, brazos, etc…
Después de una temporada en cuidados intensivos y hospitalización, regresé a casa donde estuve bajo morfina en la cama para paliar el dolor. Durante esas 3 semanas de inmovilización forzada y de dolores horribles, empecé a tener pesadillas o sueños, dependiendo de como se mire, en los que aparecían gente a mi alrededor, escuchaba voces y me despertaba para pasar mis manos de forma casi inconsciente sobre mis heridas y fracturas, notando rapidamente un alivio en los puntos más doloridos. Mis heridas se curaron rapidamente y por fín pasé de la cama a la silla de ruedas. En una visita al hospital, los médicos me anunciaron que nunca volvería a andar de “forma normal”. Con tan sólo 20 años, el golpe moral fué terrible, jugaba al fútbol, hacía natación, era profesor de baile en una escuela ...
A pesar del pronóstico de los médicos, seguí experimentando con mi “tratamiento personal”, mi concentración y mi energía me ayudaron a pasar de ir en silla de ruedas a desplazarme con muletas y poder caminar en sólo 3 meses. Algo había cambiado en mí, no podía tocar o acercarme a elementos eléctricos como la televisión, bombillas, relojes, etc…, porque se apagaban o se encendían solos; al principio, me reía mucho de todo esto, pero después descubrí también que, cuando venía gente a visitarme o salía a la calle, veía “cosas nuevas” como sombras o colores alrededor de la gente, notaba que las mujeres estaban embarazadas, tenía visiones, flashes, etc …
Me informé para poder entender lo que me había pasado la noche del accidente. Mi médico, sorprendido por mis avances, me aconsejó leer unos libros; unos hablaban de milagros, del don de dios, otros de curanderos, de energía, del espíritu, etc… yo era el primero en ser muy escéptico con estos temas y pensaba que mi recuperación era un 50% de suerte y un 50% de mi voluntad, pero un día, bromeando con unos amigos, practiqué por primera vez sobre otra persona y enorme fué mi sorpresa cuando noté la conexión corpórea entre esa persona y yo, llegué a disminuir dolores crónicos en unos, relajación casi instantánea de estados nerviosos en otros… y ahí todo empezó. Al principio ayudando a familiares y amigos, rapidamente vinieron a verme otras personas por el boca a boca …
En estos años he confrontado casos muy diversos como pólipos, herpes, artitris, verrugas, lesiones musculares, depresiones, stress, impotencias, estreñimientos, en personas y animales, con fotos, pero también apartando espiritus, mal de ojo, magia negra, saneando gente, casas y comercios, etc …
En afán de abarcar más, investigué y me introduje más y mejor en este conocimiento, y aprendí, poco a poco, a controlar mejor y a aumentar estas energías dando por fín respuesta a lo que me pasaba, no soy curandero, ni brujo y tampoco marabú, sólo tengo la capacidad, el don, la suerte de poder ayudar a la gente…
La noche del accidente, después de volver a mi cuerpo, una “nueva experiencia se abrió en mí”, todo mi cuerpo se convirtió en algo parecido a un “receptor y distribuidor de energía” , a través de mi mente y de mis manos podía llegar a concentrar todas estas energías en puntos concretos conocidos desde hace varios siglos, y así ayudar a otras personas a curarse o recuperarse más rapidamente …
Los resultados han sido tan positivos y la sastisfacción de la gente tan grande que mis allegados me dijeron que no podía reservar estas “facultades” sólo para unos cuantos y que debía ofrecerlos a quien necesitara de mí, así que esta reflexión me empujó a abrir este gabinete.